A pesar de las tendencias actuales sobre la implantación de las nuevas tecnologías en la enseñanza, la ciudanía parece tener cada vez más reticencias en cuanto a la utilización de la inteligencia artificial en las aulas o el empleo de las redes sociales. Así lo revela el informe ‘Monitor global de Educación’, realizado por la consultora Ipsos en treinta países, entre cuyas conclusiones destaca que un 39% de la población española está a favor de prohibir el uso de la IA en la escuela.

Por generaciones, los Millennials son los más partidarios de restringir en los centros escolares la utilización de la inteligencia artificial (incluido ChatGPT), opción con la que está de acuerdo el 45% de los consultados, seguidos de las personas pertenecientes a la Generación X (39%), la Generación Z (38%) y los Baby Boomers (30%). En 2023, sin embargo, cuatro de cada diez ciudadanos estaban en contra de vetar su uso, por lo que la compañía que ha elaborado el estudio afirma que se ha dado “la vuelta totalmente a la balanza” en este aspecto.

Respecto al uso de los smartphones, “otro de los grandes caballos de batalla dentro del sistema educativo”, según Ipsos, la mayoría de los españoles (63%) apoya su prohibición en las aulas, aunque existen grandes diferencias entre generaciones, siendo los Boomers quienes más se muestran a favor de esta posibilidad y los miembros de la Generación X los que menos. A esto se suma que el 73% de los encuestados opina que los menores de 14 años no deberían tener acceso a las redes sociales, ni dentro ni fuera de la escuela.

“La ciudadanía está optando por una limitación drástica a que los avances tecnológicos estén presentes en el día a día de los estudiantes”, según ha señalado la multinacional especializada en investigación de mercado, que arguye que “mientras que, en 2023, un 43% de la población española creía que el impacto de la tecnología en la educación era más positivo que negativo, este año, ese porcentaje baja hasta el 28%”. De esta forma, el porcentaje de personas que creen que sus efectos son más negativos que positivos se ha elevado hasta el 31% en esta edición del estudio, once puntos más que el año pasado.

En cuanto a la valoración del sistema educativo español, el 38% de los consultados piensa que es un modelo fallido, frente al 31% que declara que es bueno. Pese a estos datos, España se encuentra entre los cinco países europeos con una opinión más favorable sobre la enseñanza pública de su país, por detrás de Irlanda, Gran Bretaña, Países Bajos y Suecia. Además, uno de cada dos españoles estima que la educación está peor ahora que en épocas anteriores. No obstante, estas consideraciones varían según las circunstancias personales de los ciudadanos, de modo que los padres y madres con hijos son más proclives a realizar una buena valoración del sistema y a defender que la calidad ha mejorado. También las generaciones más jóvenes (Millenials y Generación Z) tienen una visión más positiva del sistema, tal y como se desprende del informe.

Por otra parte, más de la mitad de la población española está satisfecha con los recursos y las instalaciones de las instituciones educativas y, además, comparte la idea de que el sistema educativo contribuye a reducir las desigualdades sociales, aunque se enfrenta a grandes desafíos. Los principales retos que refieren los consultados son la necesidad de revisar los planes de estudios “obsoletos”, la saturación en las aulas y la falta de financiación pública.

En concreto, el 61% sostiene que los planes de estudios no fomentan suficientemente el pensamiento crítico, el 59% considera que no desarrollan las habilidades creativas, el 58% opina que tampoco promocionan la curiosidad y el 54% se queja de la falta de desarrollo de habilidades generales. Asimismo, la mitad de los españoles piensan que el sistema educativo actual le da poco espacio a la enseñanza de habilidades básicas, como la lectura, escritura y aritmética, mientras que el 53% coincide en afirmar que los planes de estudios no preparan adecuadamente al alumnado para futuras carreras. Un porcentaje similar no percibe que los centros escolares sean lugares libres de violencia o acoso, aunque seis de cada diez ciudadanos sí valora la labor de las escuelas en el fomento de la diversidad y las diferencias entre estudiantes.